Para esta edición tenemos un destino para aquellos que busquen alimentar su alma y reafirmar su amor por la naturaleza y actividades al aire libre. Albuquerque, Nuevo México, brinda una panorámica coloreada de tonalidades naranjas y marrones durante el día y una apariencia de otro planeta durante la noche, por la inmensidad del cielo estrellado, la flora de sus alrededores y el suelo arenoso con rocas poco comunes.

Súbete al teleférico de Sandia Peak y desde las alturas captura las mejores fotos del Valle de Río Grande. Déjate envolver por la cultura de los nativos de Nuevo México. En Taos, uno de los pueblos más destacados del estado de Nuevo México, encontrarás casas de adobe con manojos de chiles colorados secos colgados de las puertas.

Despierta tu lado creativo con los paisajes pictóricos de esta ciudad y el contraste entre el color de su arena y el azul del cielo. Visita Blue Hole en Santa Rosa, alberca natural en medio del desierto con 24 metros de profundidad, es la preferida de los amantes del buceo. Recorre las cuevas de piedra caliza del Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad, los manantiales y las monumentales dunas de yeso.

Explora el terreno montañoso de la ciudad atómica, Los Álamos, donde podrás conocer los avances científicos a lo largo de la historia. Descubre las ruinas de las viejas culturas. Esta zona tiene muchas excitantes actividades para la recreación de sus visitantes, como el ciclismo de montaña, el rapel, el golf, el esquí, y el patinaje durante el invierno.

No pierdas la oportunidad de avistar las místicas formaciones rocosas Hoodoo, hoy en un día un ícono de la ciudad San Juan.