A finales de los años 80, la industria de la motocicleta se sorprendió con un concepto radical: la rueda Orbital. Fue en 1989 cuando el diseñador suizo Franco Sbarro, reconocido por sus innovaciones en el mundo del automóvil, presentó esta revolucionaria llanta sin eje central, también conocida como rueda hubless.
Este diseño se basaba en un enorme cojinete sobre el que giraba la llanta, eliminando el buje tradicional y sujetándose al chasis mediante un basculante anclado al cerco de la rueda. La ausencia de un eje central daba la impresión de que la moto flotaba, especialmente en el lateral donde no se veía el monobrazo. La rueda Orbital tenía como objetivo reducir el peso y rebajar el centro de gravedad, mejorando así el rendimiento y la maniobrabilidad de la motocicleta.

Sbarro trabajó con la empresa sueca SKF, especialista en cojinetes, para fabricar dos prototipos funcionales. El primero, más rudimentario, estaba basado en una Honda VF750 y solo implementaba la rueda Orbital en la parte delantera, manteniendo la llanta trasera original. A pesar de ello, el diseño era llamativo gracias a su carrocería futurista. El segundo prototipo fue más ambicioso, incorporando la rueda sin eje en ambas llantas y un carenado con un estilo propio de una nave espacial de Flash Gordon.
Uno de los desafíos técnicos de este diseño fue el sistema de frenos. Sin un eje central, los discos de freno debían montarse en el perímetro externo de la llanta. En la rueda delantera se utilizó un delgado disco perimetral, con la pinza anclada al pequeño basculante monobrazo.
Aunque Sbarro también aplicó este concepto en automóviles, como el Sbarro Osmos, la idea nunca pasó de la fase experimental. Hoy en día, la rueda Orbital sigue siendo una rareza, presente solo en modelos exclusivos como la motocicleta eléctrica Verge TS-1 y el scooter eléctrico U-Jet.
En 1989, este diseño parecía una visión del futuro. Décadas después, la pregunta sigue en el aire: ¿volverá la rueda Orbital a revolucionar el motociclismo?
