Volver la vista atrás, nos lleva inevitablemente al gran Barry Sheene, aquel piloto inglés de la época de los setenta Campeón del Mundo de 500cc que fue el primer “piloto mediático” moderno. Sheene fue todo un precursor, ya que abrió la puerta a una popularidad social que va mucho más allá del mundo del motociclismo, y que disfrutan ahora pilotos como Marc Márquez y Daniel Pedrosa.
Así, Barry fue el primer piloto que personalizó su casco y en lugar de usar los diseños clásicos, usó la efigie del Pato Donald pintada en el frontal. Sheene fue también de los primeros en usar monos de cuero de colores en lugar del tradicional negro, y en adoptar un número personalizado en lugar del ordinal conseguido por clasificaciones anteriores.
Barry Sheene tomó como propio el saludo en “V” en el momento de celebrar sus victorias con el público. Se dice que lo tomó de otra figura señera, nada menos que Winston Churchill, quien lo adoptó para dar ánimos a los británicos que soportaban estoicos los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. También, y esto tiene una clara relación emocional con nuestro actual saludo motero, parece que era el saludo tradicional entre los mensajeros en moto del ejército de la Gran Bretaña al cruzarse entre los peligros que les acechaban en sus misiones de enlace en una Londres devastada.
Sin embargo, llevando la historia aún más atrás, el saludo en V se usaba durante la guerra de los cien años, que en realidad duró 116, entre los franceses y británicos, allá por el siglo XV. Se dice que los franceses cortaban los dedos índice y corazón de sus prisioneros británicos, antes de soltarlos, para vengar las derrotas causadas por los arqueros del rey Henry V.
Si te cortan esos dos dedos difícilmente puedes empuñar una espada o tirar con arco. Como respuesta, antes de cada combate, los ingleses solían enseñarle a modo de provocación esos mismos dedos. Por suerte, la “V” motera es ahora signo de compañerismo y cordialidad, y un saludo que va mucho más allá de las impersonales ráfagas de luz larga. Lo hacemos entre quienes compartimos pasión y carretera, y desde luego, procede de la voluntad de los moteros de darnos ánimos y acompañarnos en nuestros recorridos.