Taiwán ofrece impresionantes rutas para motociclistas, especialmente en sus montañas y a lo largo de la costa este. Algunas carreteras serpentea a lo largo del océano Pacífico y ofrecen vistas panorámicas a donde puedes explorar las montañas centrales. Taiwán es una pequeña nación insular a 180 km al este de China, con ciudades modernas, tradicionales templos chinos, centros termales y dramáticos terrenos montañosos. Taipéi, la capital ubicada en el norte del país, es conocida por sus concurridos mercados nocturnos, el arte imperial chino en el Museo del Palacio Nacional y el Taipéi 101, un rascacielos en forma de bambú de 509 m de altura con un mirador.
Taroko Gorge es un cañón ubicado en el condado de Hualien, en Taiwán. Hay numerosas curvas ciegas, giros bruscos y pequeños senderos a lo largo de la carretera que atraviesa el desfiladero. Ubicado en la costa este de Taiwán, el camino a través del desfiladero está totalmente pavimentado. Zhongbu Cross-island Highway es su nombre oficial. El camino tiene 118 km de largo y corre de este a oeste desde el municipio de Xincheng hasta Ren’ai. Es una ruta de montaña hecha tallando rocas, similar a la carretera del Túnel Guoliang. Recientemente, se han excavado algunos túneles más para hacer que el camino sea más seguro para los vehículos y dejar las vistas más asombrosas solo para los turistas. Taroko significa magnífico y espléndido, en el idioma de la tribu aborigen Truku, un nombre que le da una idea de las vistas que verá mientras conduce hasta aquí. El camino es estrecho y sinuoso y apenas puede pasar un autobús a la vez. Además, hay peatones, scooters, automóviles y enormes autobuses turísticos que compiten por el espacio reducido. Pero la carretera en sí es verdaderamente una obra maestra de ingeniería, ya que atraviesa las montañas y une la costa este y oeste. Este es un camino extremadamente angosto y traicionero que se vuelve aún más peligroso por los muchos autobuses que usan el camino.
En las intrincadas carreteras de Taiwán, conocidas ominosamente como “las curvas de la muerte”, se desata un drama que captura la atención de las autoridades. El elevado número de accidentes en moto y las trágicas víctimas en esta carretera provincial han desencadenado la furia de las autoridades, impulsándolas a desplegar radares sumamente singulares para poner fin al constante caos protagonizado por intrépidos motociclistas que se aventuran allí con el propósito de rozar la rodilla con el asfalto. Este radar avanzado, según los reportes de los medios locales, no solo captura una instantánea para el recuerdo cuando el motociclista se inclina más allá de lo necesario, específicamente a 30º, una inclinación que en ningún caso podría considerarse exagerada. Este dispositivo no solo fotografía y reconoce electrónicamente la inclinación del motociclista, sino que somete la imagen a la confirmación humana seguida de una multa instantánea. Lo sorprendente radica en que este ingenioso sistema no solo identifica la inclinación, sino que también detecta una serie de infracciones, o como los llaman, “comportamientos peligrosos” por parte del motociclista, desde sacar la pierna hasta tocar manos o pies con el asfalto, tejiendo así una narrativa cautivadora en torno a la seguridad vial.