Una dama que se enamoró de la velocidad y motivó a otras mujeres a que se subieran a la moto y se animaran a circular por las carreteras y pistas del país.
Ada nace en Madrid en 1933, hija de padre mexicano y madre cubana. Su padre era marino y prestaba sus servicios en la embajada de México en Washington durante la Segunda Guerra Mundial, y Ada, con tan sólo diez años de edad, dirigió un discurso en la ONU a los soldados estadounidenses, el cual fue transmitido en radio y cine. A pesar de las vicisitudes de vivir la etapa de un conflicto bélico, sus padres la hicieron muy feliz, recuerda con alegría.
Al termino de la guerra su familia se estableció en la ciudad de México, en donde por vez primera conocería esa sensación que la ató al mundo de las dos ruedas. “El viento golpea en la cara y las lágrimas salen, no sé si por el aire o por la emoción”, comenta Ada Carrera. Trabajando en una tienda en el primer cuadro de la ciudad, el hijo de su jefe la invitó a dar una vuelta en motocicleta, le gustó tanto que se trasladó a Llano Grande, un paraje junto a la carretera de Puebla en donde se llevaba a cabo un concurso de motocicletas, justamente ahí fue en donde nació su pasión.
Los hombres llevaban botas y chamarras de cuero, como en “El Salvaje”, la afamada película de Marlon Brando, mientras que las mujeres vestían chamarras de colores y mascadas para la cabeza. Ada en particular, gustaba de vestir botas, guantes de color lila y una mascada color rojo.
Debido a una cachetada bien puesta al Capitán de Carretera, Ada fue expulsada del Motoclub México junto con todas las mujeres que lo integraban, ya que protestaban por habérseles prohibido el acceso a un sitio destinado únicamente para los hombres.
En 1972, Ada obtuvo un reconocimiento de la Confederación Deportiva Mexicana por su participación en el Campeonato Nacional en óvalo, formando parte de la Federación Mexicana de Motociclismo en compañía de quien fuera su marido.
Ada Carrera fue la fundadora de la Asociación Femenil de Motociclismo y una digna representante de las mujeres en las pistas, ganando 17 trofeos de competencia en su motocicleta Islo Honda.
En la actualidad, Ada viaja más lejos y más alto, comparte junto a su hijo la pasión por la astronomía y sus recuerdos de una vida plena sobre ruedas. Una ejemplar mujer que siempre estará en la memoria de todos los amantes del motociclismo.