Carls Clancy, como lo conocían sus amigos y familiares, nació el 8 de agosto de 1890 en Epping, Nueva Hampshire, Estados Unidos. Fue un piloto de motos de larga distancia, así como productor y director de cine.
Carls fue un niño movido por la adrenalina y la diversión, siempre buscando nuevos horizontes. A los 18 años abandonó la universidad y se trasladó a Nueva York, donde encontró trabajo de publicista. Pero Carl se dio cuenta de que ese trabajo no lo llenaba, por lo que decidió renunciar e ir en busca de lo que en verdad lo apasionaba: la motocicleta.
Un día en el que platicaba con su amigo Walter Rendell Planta surgió la idea de dar la vuelta al mundo en moto. Aunque su plan pudiera parecer descabellado, pues nadie lo había intentado, decidieron ir y plantear su proyecto a la Henderson Motorcycle Company en la ciudad de Detroit. Después de varias charlas con los directivos de la marca éstos aceptaron patrocinar con dos motocicletas a Carls y a Walter, para que pudieran emprender su viaje.
Las motos que acompañaron a los estadounidenses fueron las Henderson Cuatro, con cuatro cilindros, 7 caballos de fuerza y motores de 934 cc que recorrían 21 kilómetros por litro. En ese momento era considerada la moto más rápida del mundo.
Aunque el problema de las motos ya se encontraba resuelto, ahora tenían que ingeniar algo para solventar sus gastos. Carls, con un poco de experiencia en la publicidad, tuvo la brillante idea de que podrían cubrir sus gastos por medio del dinero que recibirían a cambio por los artículos de su viaje que ellos mismos escribirían, los cuales los harían llegar a las revistas más importantes del mundo.
¡Ahora sí, todo estaba listo! En octubre de 1912 comenzó la aventura partiendo de Nueva York a bordo de un barco que los llevaría a Dublín, donde consiguieron mapas y equipamiento para el viaje.
Poco después de que iniciara el viaje la moto de Rendell fue arrollada por un tranvía y desgraciadamente la parte trasera fue destruida. A pesar de ese gran inconveniente decidieron continuar el viaje con una sola moto, y así fue como llegaron a Londres, donde concedieron su primera entrevista.
Después recorrieron Bélgica y Holanda, pero al llegar a París, Walter Rendell tomó la decisión de abandonar el viaje, pues se le hacía imposible seguir en ese periplo con sola moto. Entonces abandonó a Carls y regresó a Estados Unidos.
Carls Clancy, aunque se quedó un poco triste por la decisión de su amigo, optó por continuar con lo ya planeado y fue así que de París se dirigió a la verdadera aventura y recorrió toda la costa norte de África. En este trayecto logró conocer Argelia, Túnez, el desierto del Sahara y Egipto, lugares que lo maravillaron, como él mismo lo describió, pero acompañados también de episodios nada agradables, como los encuentros que tuvo con animales salvajes como chacales, gatos monteses, guepardos, etcétera.
Al terminar el recorrido por África, Carls se trasladó a Asia y entró por la India, donde tuvo problemas para encontrar gasolina. Decidió entonces cortar camino, y a bordo de un barco se trasladó a Malasia, para así llegar finalmente a Japón. Desde ahí regresó a Estados Unidos y, como tramo final de su aventura, continuó su viaje atravesando ese país para alcanzar su punto de partida. En San Francisco se encontró con su amigo Robert Allen, quien se unió al recorrido y ambos se dirigieron a Oregón, para después visitar Livingston y Massachusetts. Finalizaron en las cataratas del Niágara, desde donde decidieron regresar a Nueva York después de 29 000 km de recorrido y 10 meses de viaje.
Carl regresó triunfalmente a Nueva York y agradecido con todas las personas que creyeron en él. En su rostro se notaba el cansancio, pero también la felicidad por haber cumplido uno de sus más grandes sueños: ser considerado el primer hombre en dar la vuelta al mundo en moto.
Carl Clancy documentó sus aventuras en el libro titulado El vagabundo de gasolina o alrededor del mundo en una motocicleta (The Gasoline Tramp or Around the World on a Motorcycle). El libro está disponible para su compra en Amazon.
Después del viaje Carl continuó su vida. Se casó con Eloise Lownsberry y comenzó su carrera como productor y director de cine, siendo reconocido por varios documentales y largometrajes que dirigió en la década de 1920.
La aventura de Carl es un claro ejemplo de que la falta de dinero no es motivo para truncar un sueño. No te pierdas estas historias de vida en las próximas ediciones de MOTOCICLO.