Si de curvas se trata, podríamos hablar interminablemente de este tema, y mencionar desde el Espinazo del Diablo, en la Sierra Madre Occidental (nota publicada la edición pasada de MOTOCICLO Magazine), hasta el oeste de Noruega, donde se encuentra la Carretera del Atlántico, que ofrece unas espectaculares curvas y puentes bajos que sobresalen por encima del mar y que unen a las islas Molde y Kristiansund.
La también llamada Ruta 64 se encuentra a 459 km de la ciudad de Oslo, en la autopista E6 y corre por la costa oeste de Noruega. Como pasa de isla en isla a través de ocho puentes, es considerada una carretera de fama mundial, muy frecuentada por motociclistas.
Esta carretera se encuentra en la zona de los golfos occidentales, y en determinadas épocas del año la zona es visitada por focas e incluso ballenas. La pesca es uno de los mayores atractivos de la zona.
De los ocho puentes que se aprecian sobre el océano, el de mayor atractivo es el puente encorvado de Storseisundet, con una longitud de 260 metros y una altura de 23 metros que permite el paso de barcos hacia mar abierto por debajo del mismo, lo que lo convierte en un espectáculo con un vista incomparable.
La construcción de esta gran vía inició en 1983 y estuvo marcada por una lucha constante contra fenómenos naturales, ya que durante los seis años que duraron las obras se registraron hasta 12 huracanes.
Desde el año 2009 la carretera del Atlántico une a la ciudad de Kristiansund con el islote de Averoy mediante un túnel de cobro bautizado como Túnel del Atlántico con una longitud de 5,727 metros y llega a alcanzar una profundidad de 250 metros.
La Carretera del Atlántico es el segundo destino turístico más visitado de Noruega, y debido a esta gran concurrencia cuenta con muchos lugares de estacionamiento a lo largo de la carretera, lo que permite que sea fácil dejar la moto por minutos u horas.
Saca tu espíritu aventurero a pasear y decídete a conocer este hermoso destino, considerado uno de los mejores recorridos para motociclistas.