La ruta comienza en Kampala, la capital de Uganda. Desde aquí, se toma rumbo al oeste por la carretera Kampala–Fort Portal, una vía pavimentada que poco a poco se aleja del caos de la ciudad para adentrarse en el corazón verde del país. El paisaje cambia con rapidez: colinas suaves cubiertas de platanales, mercados rurales y motociclistas locales que saludan con una sonrisa.
La primera parada es el Parque Nacional Kibale, famoso por su bosque húmedo tropical y por ser el hogar de comunidades de chimpancés en libertad. Rodar por aquí es avanzar entre neblinas y sonidos profundos de la selva. Hay caminos de terracería que bordean la reserva y que son una delicia para los amantes del off-road.

Desde Kibale, el viaje continúa hacia el sur por la ruta que lleva al Parque Nacional Queen Elizabeth. Aquí, el asfalto se mezcla con tramos de tierra, y los paisajes se abren en grandes sabanas, lagos salpicados de hipopótamos y horizontes que se encienden al atardecer. Con suerte, verás elefantes cruzar la carretera o un búfalo pastando a la distancia.
Una ruta recomendada es la que conecta Kasese con Ishasha, en la frontera con el Congo. Aquí el terreno se vuelve más salvaje: caminos de arcilla roja, cruces de ríos y aldeas perdidas donde los niños corren tras las motos como si fueran ovnis. Cada parada ofrece café local, frutas recién cortadas y relatos de un África que vive intensamente.

La siguiente joya es el Parque Nacional Bwindi Impenetrable, uno de los últimos refugios del gorila de montaña. Llegar hasta aquí exige pericia y una moto lista para todo: caminos angostos, empinados y en constante cambio. Pero el premio es inmenso. Puedes dejar la moto por unas horas y caminar entre la densa vegetación para avistar a estos majestuosos primates en su hábitat natural.
Después, sigue la ruta hacia el lago Bunyonyi, el más profundo de África Oriental. Rodar junto a su orilla es un respiro: curvas suaves, vistas panorámicas y alojamientos junto al agua que parecen suspendidos en el tiempo. Aquí, el silencio solo lo rompen las aves y las pequeñas canoas deslizándose sobre el lago.

La mejor temporada para rodar por Uganda es de diciembre a febrero y de junio a agosto, cuando la lluvia es menos intensa y los caminos están más transitables. Sin embargo, incluso en época de lluvias, el barro y los desafíos del terreno se convierten en parte de la aventura.
Las motocicletas ideales son las dual-sport, trail o adventure. Una Honda Africa Twin, una KTM 790 Adventure o incluso una Royal Enfield Himalayan pueden conquistar estos terrenos con autoridad.
Uganda ofrece repostaje constante en ciudades principales, pero es crucial llevar gasolina extra en las rutas rurales. La gente es hospitalaria, curiosa y siempre dispuesta a ayudar.
Uganda no es solo un viaje en moto: es un viaje a la esencia misma del planeta. Rodar aquí es escuchar los latidos de la tierra bajo las ruedas, es encontrar vida en cada rincón y regresar con una conexión más profunda con lo salvaje.