La Kawasaki GPZ 900R apareció en 1984, con un éxito abrumador en EE. UU., donde su denominación era Ninja 900. La GPZ 900R, junto con la GPZ 600 R, revolucionaron el mercado americano y también el europeo en los años ochenta, cuando Kawasaki podía presumir que una moto era capaz de rebasar las 150 mph (243 km/h) como principal argumento de ventas.
Y fue en ese año que Kawasaki puso en el tablero de juego una moto que marcaba distancia con los otros tres fabricantes japoneses gracias a la tecnología y las elevadísimas prestaciones de su innovador motor.
La GPZ 900R Ninja vio la luz tras un intenso desarrollo. Kawasaki quería recuperar el cetro de la mejor y más veloz deportiva del mundo, por eso en sus talleres comenzaron a probar el arma definitiva: un motor de cuatro cilindros, como ya era norma, pero dotado de una culata de 16 válvulas, refrigeración líquida y un diseño que partía prácticamente de cero para ofrecer un tamaño más compacto (con el alternador detrás del bloque y la cadena de distribución en un lateral), pero capaz de rendir mayor potencia.
Así comenzó a destacar mucho, comercialmente hablando, y llegó a demostrar que no solo era una gran velocista, sino también una excelente y versátil moto de carretera, con notable capacidad para cubrir largas etapas como una sport-turismo, o para servir dócilmente en la ciudad, día tras día.
Fue una moto que alcanzó bastante popularidad en su momento.