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Hugh Cairns, no todos los héroes llevan capa

Hugh Cairns, no todos los héroes llevan capa
Actualmente podemos encontrar cascos de todo tipo de color, tamaño, diseñados cada día con tecnologías más avanzadas. Pero nunca nos imaginamos ¿quién y cómo fue que nació la idea de crear un casco? La creación se la adjudicamos a Hugh Cairns, un neurocirujano preocupado por la vasta pérdida de vidas ocasionadas por accidentes en motocicletas de la Segunda Guerra Mundial. Hugh nació un 26 de junio de 1896 en Puerto Pirie, Australia. Desde muy pequeño, Hugh fue premiado por sus excelentes logros académicos pero una de sus pasiones ocultas siempre fue la velocidad, tal vez no una velocidad de la que estamos acostumbrados, sino una generada por pistas acuáticas, Hug competía en carrera de barcos. Estudió la carrera de medicina en la Universidad de Oxford donde fue presidente del club de barcos Balliol y representó a Oxford en el Campeonato Nacional de 1920.
Hugh trabajó como neurocirujano en el Hospital de Londres en el que se apasionó por el cuidado de la salud cerebral del ser humano.  Gracias a la experiencia adquirida en Londres, creo el Departamento de Cirugía Nuffield en Oxford, y bueno, como era de esperarse se convirtió en el primer profesor de Cirugía Nuffield.  Fue una figura clave en el desarrollo de la neurocirugía como una especialidad, la formación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Oxford, y a su vez aprovechaba su tiempo libre para tratar lesiones de cabeza a soldados durante la Segunda Guerra Mundial. En 1935, Lawrence de Arabia, uno de los coroneles pacientes de Hugh, tuvo un grave accidente de moto que le propició una lesión mortal en el cerebro. Estuvo al cuidado del Hugh por unos días pero la impotencia de poseer todo conocimiento neurológico y no poder ayudarlo lo frustraba. El hecho de asistir al velorio de su paciente lo marcó a tal grado de ausentarse del servicio médico y emprender un estudio científico referente a la protección de la cabeza al montar una motocicleta tal y como la usaban en batalla.
Tomó a dos motociclistas del ejército inglés para someterlos a rigurosas pruebas de diseños de cascos que prevenían el impacto de la caída. Y aunque sus diseños no poseían tan alta tecnología como la podemos ver actualmente, el hecho de poseer un casco le protegería para salvarle la vida. De hecho, la conclusión de la investigación afirma que “la adopción de cascos protectores al montar una motocicleta, se traduciría en un ahorro considerable de vidas de civiles”. Para 1941, Hugh difundió la investigación propiciando que al adquirir una motocicleta se recomendaba usar casco protector. En 1946 publicó un segundo estudio en el que certificaba que los motociclistas, que habían seguido la recomendación de 1941, habían sufrido menos heridas y de menor consideración que los que no utilizaban casco. Sin embargo, no dejo de sólo ser una recomendación.
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