Desde su debut en 1998, la Yamaha R1 no solo revolucionó el segmento de las superbikes, sino que marcó un antes y un después en la historia de las motocicletas deportivas. Este modelo pionero, con su potente motor de 998 cc y 150 CV, rompió esquemas al combinar ligereza, velocidad y un diseño radical, con lo cual superó las expectativas de la época. A lo largo de sus 26 años de evolución, la R1 se ha mantenido a la vanguardia, definiendo el estándar de las tetracilíndricas de competición.
La primera revolución
La llegada de la Yamaha R1 en 1998 supuso una auténtica revolución. Con 177 kg en seco y un motor de 150 CV, se posicionó como una de las motos más radicales del mercado. La firma de los diapasones había creado una superbike para las calles, anticipando lo que la primera década del siglo XXI tendría reservado para el mundo de las deportivas.
Evolución constante y dominio en las pistas
Con el paso de los años, la R1 se fue transformando e incorporó innovaciones tecnológicas, como el chasis Deltabox III, y mejoras en su potencia y manejo. En 2004, Yamaha celebró su primer Campeonato Mundial de Resistencia, consolidando así su posición en la élite del motociclismo.