El BMW Vintage GDL tiene como objetivo principal restaurar, conservar y poner en marcha modelos clásicos de la marca BMW MOTORRAD. Este proyecto surge del deseo de recrear la esencia de estas icónicas motocicletas a través de trabajos de restauración tanto estéticos como mecánicos. Al partir del conocimiento técnico del estado original de cada modelo, se aplican complementos actuales disponibles para garantizar su funcionamiento óptimo y poder disfrutar nuevamente de su belleza sobre las carreteras.

El grupo detrás de esta iniciativa se ha unido en torno al amor compartido por las motocicletas clásicas, el compañerismo y la pasión por compartir experiencias relacionadas con el mantenimiento y la conducción de estas máquinas de acero.

Además, buscan promover la cultura del motociclismo clásico, compartiendo anécdotas y experiencias sobre los motociclistas y personajes emblemáticos de tiempos pasados en la ciudad.

La historia del motociclismo en la región, especialmente durante los años 70’s y principios de los 80’s, estuvo marcada por la escasez de motos debido a las restricciones a las importaciones.

Marcas como Carabela, Islo y posteriormente Vespa Ciao dominaban el mercado de baja y mediana cilindrada, mientras que las Harley Davidson, Triumph, Norton y BMW eran algunas de las opciones en el segmento de alta cilindrada, siendo estas últimas especialmente valoradas por su confiabilidad.

A lo largo de los años, varios mecánicos se han dedicado a mantener en funcionamiento estas motocicletas clásicas, destacando el trabajo de figuras como Luis Sierra Aldrete, cuyo legado ha sido continuado por entusiastas como Nacho Bricio y Miguel Maldonado Barajas. La labor de personas como Martín Sánchez en el área de pintura ha sido fundamental para preservar la autenticidad de estos vehículos.

Con la apertura de fronteras en la década de 1980, un número significativo de motos BMW importadas por Grupo Bavaria de México D.F. ingresaron al país, contribuyendo a la preservación y el interés por estas motocicletas clásicas.

Hoy en día, muchas de estas motos, con entre 40 y 50 años de antigüedad, continúan rodando gracias al creciente interés a nivel mundial por su conservación y uso, ya sea en su estado original o modificadas para adaptarse a los estándares actuales. Rodar en estas joyas del pasado es un tributo al concepto de motociclismo clásico, que sigue vivo y en constante evolución.