Este recorrido inicia en la vibrante ciudad de Chetumal, la capital de Quintana Roo, y se adentra en el corazón de la Selva Maya, pasando por zonas arqueológicas, lagunas cristalinas y carreteras que combinan velocidad y destreza. Es una ruta perfecta para motociclistas que buscan emociones fuertes y paisajes inigualables.
Antes de partir, vale la pena recorrer el Bulevar Bahía en Chetumal y disfrutar de un desayuno tradicional con pan de cazón o tacos de mariscos. Es fundamental revisar la motocicleta, asegurarse de llevar equipo adecuado y prepararse para cambios de clima, ya que el trayecto incluye selva, calor y algunas zonas húmedas.

Desde Chetumal, tomamos la Carretera Federal 186 en dirección a Xpujil, un tramo con rectas ideales para motocicletas de gran cilindrada. En este trayecto, es posible alcanzar buenas velocidades, pero siempre con precaución, ya que la fauna silvestre puede cruzar el camino.
Al llegar a Xpujil, la carretera se vuelve más interesante. Aquí, el paisaje cambia y nos adentramos en la reserva de la biosfera de Calakmul. Para los amantes de la historia y la cultura, esta es una parada obligatoria, pues las ruinas de Calakmul ofrecen una de las experiencias arqueológicas más impresionantes de México. La carretera rumbo a la zona arqueológica es angosta y con curvas, lo que hace que la conducción sea técnica y entretenida.

Para los motociclistas que buscan un reto mayor, existe la opción de tomar caminos de terracería hacia la Laguna de Bacalar, un tramo perfecto para motocicletas Adventure o dual-sport. Este trayecto atraviesa poblados mayas y zonas selváticas, con senderos de ripio y algunos cruces de agua en temporada de lluvias.
El destino final de esta ruta extrema es Bacalar, un Pueblo Mágico con un ambiente relajado y una de las lagunas más bellas del mundo. Aquí se puede disfrutar de un merecido descanso, nadar en sus aguas turquesa y probar la tradicional marquesita con queso de bola. Para el regreso, se puede optar por la Carretera 307, que ofrece un trayecto más rápido y con vistas al Caribe, cerrando la aventura con una espectacular panorámica del mar.

Esta ruta toma entre seis y ocho horas, dependiendo de las paradas y del ritmo de conducción. Es un recorrido que combina la adrenalina de la selva, la velocidad en carretera y la magia de la cultura maya, ideal para quienes buscan una experiencia inolvidable en motocicleta. ¡Prepárate para conquistar los caminos de Quintana Roo!