Peugeot es, sorprendentemente para muchos, la marca de motocicletas más antigua en funcionamiento del mundo. Aunque nombres como Honda, Harley-Davidson o Ducati suelen dominar las conversaciones sobre historia del motociclismo, fue la compañía francesa la que, en 1898, puso en marcha la primera motocicleta equipada con un motor de combustión interna funcional. Aquella creación, desarrollada por “Automobiles et Cycles Peugeot” con un motor Dion-Bouton, marcó el inicio del motociclismo tal y como lo conocemos hoy. Desde entonces, Peugeot no ha dejado de innovar y de dejar huella en el mundo de las dos ruedas.
A comienzos del siglo XX, Peugeot ya estaba empujando los límites técnicos. En 1901 introdujo el motor ZL, y apenas unos años después, en 1905, sorprendió al mundo con un bicilíndrico en V a 45º, una solución inédita en su tiempo. Muy pronto, su ambición se trasladó a las pistas, con resultados destacados: victorias en el Tourist Trophy de la Isla de Man, un récord mundial de velocidad en 1914 alcanzando 122,49 km/h, y triunfos en pruebas de resistencia como el Bol d’Or en 1934 y 1952. A lo largo de las décadas, Peugeot supo adaptarse a los nuevos tiempos y necesidades. Tras la Segunda Guerra Mundial, su enfoque se centró en el transporte urbano con ciclomotores accesibles y duraderos. La P108 de 1928 fue una de las precursoras, pero fueron modelos como el Peugeot 101, lanzado en 1968, y especialmente el Peugeot 103 en 1970 los que se convirtieron en verdaderos emblemas culturales. Este último superó el medio millón de unidades vendidas, consolidando su lugar en la historia de la movilidad europea.
Durante los años 80 y 90, la marca francesa siguió apostando por la tecnología. El SC/SX de 1983 incorporó carenado de plástico, el Scoot’Elec de 1996 se adelantó a la era eléctrica utilizando baterías de níquel-cadmio, y el Speedfight de 1997 presentó suspensión delantera monobrazo, una innovación notable para scooters deportivos. En 2002, el Elystar integró el primer sistema ABS en un scooter urbano, y en 2004 el Ludix rompió el mercado al ofrecer un modelo por debajo de los 1.000 euros, ampliando el acceso a nuevos públicos. Ya en el siglo XXI, Peugeot ha mantenido su vocación tecnológica y práctica. Modelos como el Metropolis (2013), uno de los scooters de tres ruedas más avanzados del mercado, o el Pulsion (2019), con un cuadro de instrumentos i-Connect inspirado en los coches de la marca, han reforzado esa visión. Su propuesta actual también incluye el e-Ludix, una apuesta completamente eléctrica alineada con las nuevas tendencias de movilidad urbana.
Aunque hoy su catálogo se centra en cilindradas pequeñas y urbanas, con ciclomotores de 50 cc, scooters como el Django y el Tweet de 125 cc, triciclos y naked ligeras como las PM, Peugeot mantiene viva una historia de más de 125 años. Puede que no tenga hoy la visibilidad mediática de las grandes marcas japonesas o italianas, pero su papel como pionera del motociclismo es indiscutible. Fue la primera en poner una moto de combustión en la calle y es, aún hoy, la marca de motos más veterana en activo. Esa medalla no se la quita nadie.