Este audaz personaje nació el 7 de marzo del 1911; a muy temprana edad le tomó el gusto a la práctica del boxeo y posteriormente a las carreras de automóviles, superando las pruebas para llegar a ser un buen piloto, pero su verdadera vocación la encontró en el motociclismo, razón por la que se unió al Cuerpo de Policía y Tránsito Motorizado, con el que practicó la acrobacia acompañado de su hermano Rodolfo, sobresaliendo notablemente y haciendo las evoluciones más complejas y con mucho estilo.
Varios de sus compañeros competían en las carreras de motos, con ellos descubrió su espíritu competitivo que lo motivó a convertirse en un gran piloto. Su carácter sencillo y sociable dio pié a ser socio fundador de la “HERMANDAD DE MOTOCICLISTAS OFICIALES DE TRANSITO Y FEDERAL DE CAMINOS”.
En los años ’30, las carreras estaban en su apogeo y Don Alfonso comenzó a figurar entre los primeros lugares; su espíritu y determinación de romper récords lo llevó a ser campeón por varios años, dando por consecuencia uno de sus más grandes logros, romper el récord impuesto por el piloto mexicano Ricardo Rodríguez en el Hipódromo de las Américas.
En 1958 recibe un motor preparado para cuarto de milla por parte de la fábrica Harley Davison de Wisconsin con el compromiso de seguir cosechando triunfos y promover la marca en México.
En los años ‘60 se retira un poco de las carreras para iniciar con su famoso “Salto de la Muerte”, el cual consistía en saltar a personas acostadas hombro a hombro, impulsado por su motocicleta sobre una rampa de 6 metros de largo y escasos 60 centímetros de altura. inició saltando a veinte individuos y fue rompiendo sus propios récords hasta llegar a treinta.
Don Alfonso llevó su espectáculo a varios países, entre ellos España, Francia, Italia y Japón, realizandolo siempre con espritú altruista y donando los fondos para Instituciones tales como la Cruz Roja, el cuerpo de Bomberos o apoyando a algún piloto accidentado.
Dado a su pericia, hizo varias películas y comerciales en los que se le solicitaba el doblaje en tomas peligrosas, así mismo participó en programas como “Increíble”, ya que que Don Alfonso seguía realizando este acto a sus 75 años de edad..
Todos estos campeonatos, logros, y el mantenerse por 50 años ininterrumpidos como piloto en el motociclismo, lo hacen merecedor de ser el primer mexicano que forma parte del Salón de la Fama.
Sus hijos Jorge, Miguel, Pilar, Enrique y Ángel, continuaron con su legado; Miguel con sus logros permanece en el Salón de la Fama y el resto sobresalen en competencias nacionales y saltos como los que solía hacer su padre. Al día de hoy su tradición permanece en sus tataranietos Manuel Laisequilla y James Lillard quienes disfrutan de las competencias, y nietos que en su época también tuvieron renombre a nivel nacional, Jorge y Juan Carlos Sotomayor, así como James Lillard.
En la actualidad. la motocicleta de Don Alfonso se encuentra en óptimas condiciones y se luce de vez en cuando en eventos, tal como fue expuesta en el museo de EXPO MOTO, o bien, en las calles con su magnificente sonido, conducida por Jorge Sotomayor Gómez, el hijo que nunca se separó de este gran personaje, acompañándolo en todos sus eventos y que atesora la memoria de su padre, con la misión de que siempre viva en la memoria de los amantes de las dos ruedas, por sus logros y gran legado.