Al acercarte a una curva con tu motocicleta podrías encontrarte con un casco en el arcén. Esta situación no es casual, y tiene un importante valor simbólico entre los motociclistas.

Dentro del lenguaje no verbal en el mundo de las motos, el colocar el casco en el suelo se emplea en situaciones específicas, para señalar que es necesario que los demás se detengan porque algo no va bien. Este gesto simbólico es conocido por pocos, pero es crucial.

Ya encima de una moto, el motociclista que está detenido puede hacer varios gestos para comunicar mensajes a sus compañeros de ruta, desde advertir sobre la falta de combustible hasta alertar de un peligro cercano. En muchos lugares del mundo, aunque quizás no tanto en España, existe esta norma no escrita para indicar una emergencia: dejar el casco en el borde de la carretera.

Las motos no pueden llevar triángulos de emergencia, como los coches, debido a la falta de espacio. Por eso es que se ha adoptado dejar el casco en el suelo para alertar a los demás.

Después de la Segunda Guerra Mundial surgieron motoclubs en todo el mundo, y fue ahí que nacieron los códigos internacionales para comunicarse entre motociclistas, y entre ellos está el de apoyar el casco en el suelo para solicitar ayuda: podría ser un accidente, una avería o cualquier otra situación que requiera asistencia y precaución al circular.  La camaradería habitual entre motociclistas suele hacer que se detengan y ofrezcan auxilio.

La plataforma de motociclistas IMU establece indicaciones para esta señal: debe ser visible desde 50 a 100 metros, no debe colocarse salvo en casos de fuerza mayor, hay que colocar guantes debajo para que el casco no se ensucie ni se moje,  la visera debe estar cerrada y orientada hacia el exterior y, de ser posible, el casco tiene que ser muy llamativo, si es fluorescente, mejor.

Si ves un casco en el suelo es fundamental que te detengas y ofrezcas apoyo a quien lo necesite, siempre siguiendo la regla PAS (Proteger, Avisar y Socorrer) de manera segura.