Este recorrido inicia en la capital del estado y se adentra en la imponente Sierra Madre Occidental hasta llegar al Espinazo del Diablo, un tramo de carretera cónico por sus curvas cerradas, cambios de altitud y vistas impresionantes.
La aventura comienza en la ciudad de Durango, donde vale la pena hacer una breve parada antes de partir. El Centro Histórico ofrece arquitectura colonial, calles adoquinadas y lugares emblemáticos como la Catedral Basílica y la Plaza de Armas. Para quienes buscan una vista panorámica, el Teleférico de Durango es una excelente opción. Antes de tomar la carretera, es fundamental revisar la moto, asegurarse de llevar el equipo de protección adecuado y ajustar la presión de las llantas, ya que el trayecto pondrá a prueba la habilidad del conductor.

Desde Durango, tomamos la Carretera Federal 40 (México 40), también conocida como la “Carretera Mazatlán-Durango”. Este tramo es uno de los favoritos entre los motociclistas, pues ofrece una conducción dinámica con largas rectas, curvas pronunciadas y paisajes que cambian a medida que se gana altitud. A unos 40 kilómetros de la ciudad se encuentra El Salto, un buen punto de descanso donde se puede disfrutar de un desayuno tradicional, como gorditas de maíz quebrado o un café de olla.
A partir de este punto, la carretera se vuelve más técnica y el manejo requiere mayor precisión. Las curvas en herradura y los cambios de elevación hacen que este tramo sea ideal para motocicletas sport-touring como la Yamaha Tracer 9 GT o la BMW R1250GS, que ofrecen estabilidad en asfalto y comodidad en trayectos largos. Mantener una velocidad moderada y una postura adecuada es clave para disfrutar el camino con seguridad.

El punto culminante del recorrido es el Espinazo del Diablo, ubicado aproximadamente a 130 kilómetros de Durango. Esta legendaria sección de la Sierra Madre Occidental es famosa por su retador trazado y sus vistas espectaculares. A lo largo de 10 kilómetros, los motociclistas enfrentan una serie de curvas cerradas y cambios bruscos de altitud, con neblina ocasional que añade un reto adicional a la conducción. Para quienes buscan una experiencia aún más extrema, existen caminos de terracería en los alrededores, ideales para motos doble propósito como la Honda Africa Twin o la KTM 890 Adventure.

En la cima del Espinazo del Diablo, es recomendable hacer una pausa para disfrutar del paisaje y recargar energías. Aquí, los viajeros pueden encontrar pequeños puestos que venden quesos artesanales, pan recién horneado y café. También es un buen momento para revisar la moto antes de emprender el regreso a Durango.
Para volver, existen dos opciones: tomar la misma ruta, lo que permite repetir la adrenalina de las curvas y descensos, o elegir una ruta alterna por Mezquital y La Ciudad, que ofrece un trayecto menos transitado con paisajes boscosos y valles profundos. Esta última opción puede tener tramos en condiciones variables, por lo que es recomendable contar con una motocicleta con buena suspensión y neumáticos adecuados para caminos mixtos.

En total, este recorrido toma entre seis y siete horas, dependiendo de las paradas y el ritmo de conducción. Es una ruta que combina la emoción de la carretera, el desafío de la montaña y la belleza de los paisajes de Durango. Si buscas una aventura en motocicleta que ponga a prueba tu habilidad y te lleve a explorar uno de los caminos más espectaculares de México, el Espinazo del Diablo es el destino perfecto.