La ruta comienza en Londres, pero no en sus avenidas más transitadas, sino saliendo por el suroeste rumbo a los caminos rurales de los Cotswolds. Esta región, de pueblos de piedra y colinas suaves, ofrece un escape de lo urbano. Carreteras angostas recorren entre campos verdes, setos y cantinas antiguas donde aún se escucha hablar de los tiempos de caballeros y reyes.
Desde aquí, la carretera A429 lleva hacia Stratford-upon-Avon, la tierra de Shakespeare, donde cada rincón parece parte de una obra teatral. Luego, la ruta continúa hacia el noroeste, hasta el Distrito de los Lagos, a través de carreteras secundarias como la A591, considerada una de las más pintorescas del país.

En el Lake District, el tiempo se detiene. Carreteras como la Honister Pass o la Hardknott Pass no son solo desafiantes por sus pendientes y curvas cerradas, sino por el paisaje que te rodea: montañas bajas, lagos espejados, y ruinas medievales que asoman entre la niebla.
Este es el territorio perfecto para desmontar, caminar unos kilómetros y ver el paisaje desde arriba. Luego volver al asiento, encender el motor y dejarse llevar por las curvas que parecen diseñadas para descubrir Inglaterra.
Desde aquí, los más audaces pueden dirigirse hacia el norte, bordeando el Parque Nacional Yorkshire Dales, para llegar a la Muralla de Adriano. Esta antigua frontera del Imperio Romano es hoy una línea de piedra que atraviesa colinas y recuerda que esta tierra siempre fue disputada, amada, y defendida.

La mejor época para recorrer Inglaterra en moto va de mayo a septiembre. Aunque el clima puede ser caprichoso, es la temporada donde los días se alargan y el verde de los paisajes parece no tener fin. Se recomienda llevar impermeable en todo momento, ya que la lluvia es parte del viaje.
Las motos ideales para esta aventura son las trail, adventure y touring, aunque una clásica inglesa como una Triumph Bonneville o Norton Commando puede convertir la ruta en una experiencia aún más auténtica.

El país cuenta con una amplia red de estaciones, buenos caminos y muchas rutas escénicas. Para los que buscan caminos menos transitados, existen desvios y senderos rurales donde la vegetación te abraza y los pueblos parecen detenidos en el tiempo.
Inglaterra no necesita grandes distancias para marcarte, lo hace en cada pueblo, en cada castillo en ruinas, en cada colina solitaria. Aquí, rodar es viajar con la historia como copiloto. Es escuchar el eco de los siglos en el viento, y regresar con el alma más ligera, como si el peso del mundo se hubiera quedado en alguna curva del camino.