La clave para evitar la presencia de óxido en la moto reside en un mantenimiento meticuloso. Incluso el simple acto de limpiarla elimina dos de los principales desencadenantes del óxido: polvo y suciedad, que retienen humedad y propician el surgimiento de este enemigo metálico.
No obstante, más allá de la limpieza, un mecánico japonés nos revela un truco poco conocido pero efectivo: la grasa. Aunque esta estrategia no es ampliamente difundida, resulta sumamente útil, a pesar de su naturaleza un tanto desordenada.
La grasa, conocida por su función lubricante para reducir la fricción, rara vez se asocia con la prevención del óxido. Según el mecánico, aplicar grasa en diversas partes de la moto puede protegerlas eficazmente contra la corrosión. Este método, proveniente de Japón, ha demostrado su eficacia a lo largo del tiempo, incluso después de meses e incluso un año, sin signos de formación de óxido en las motos y bicicletas tratadas.