Hace 60 años nacía la Derbi Antorcha, el ciclomotor que se ganó un lugar en la memoria colectiva de los españoles por su fiabilidad, sencillez y bajo coste. Apodada “Paleta” —en referencia a su popularidad entre los albañiles catalanes—, esta pequeña moto se convirtió en un icono de movilidad en la España de los años 60 y 70, cuando el vehículo personal aún no era un lujo, sino una necesidad.
La Antorcha fue lanzada en 1965, en un contexto en el que el país comenzaba a experimentar cierto despegue económico. Derbi, la marca detrás del modelo, había nacido mucho antes: su origen se remonta a un pequeño taller de bicicletas fundado en 1922 por Simeón Rabasa i Singla, en la provincia de Barcelona. La empresa evolucionó hasta convertirse en Nacional Motor S.A. en 1949, lanzando su primer ciclomotor, el SRS. Un año más tarde, en 1950, nacería oficialmente Derbi, acrónimo de DERivados de BIcicletas.

Un diseño simple, robusto y económico
La Antorcha destacaba por su diseño práctico y duradero. Con llantas de radios de 18 pulgadas, frenos de tambor y un chasis de chapa estampada, colgaba de él un pequeño motor monocilíndrico de dos tiempos y tres marchas. El conjunto incluía un asiento largo, un depósito compacto, un manillar plano cromado y un faro redondo (más adelante cuadrado), configurando un estilo sencillo pero funcional.
Además, su fabricación era especialmente eficiente: el uso de componentes estampados reducía los costos y aceleraba el ensamblaje. Todo esto permitía ofrecer un precio de venta muy competitivo, convirtiéndola en la opción ideal para trabajadores y agricultores de la época que necesitaban un transporte fiable, económico y fácil de mantener.

Más que una moto: un símbolo popular
Durante sus años de producción, la Derbi Antorcha se ofreció en múltiples versiones —Especial, Súper, Campeona, Olímpica, Montreal, GTS-4V, entre otras—, adaptándose a las exigencias del mercado sin perder nunca su esencia. También salieron ediciones conmemorativas de los títulos mundiales obtenidos por la marca en motociclismo, con nuevos colores y acabados que mantenían viva la conexión entre el modelo civil y la competición.
Se estima que se fabricaron alrededor de un millón de unidades hasta su retirada del catálogo en 1980, lo que da cuenta de su extraordinario éxito comercial. En muchos rincones de España, pero especialmente en Cataluña, su legado continúa vivo; todavía se recuerdan con cariño las historias de juventud y trabajo ligadas a esta moto.
