Las hermanas Van Buren, Augusta de 24 años y su hermana menor Adeline de 22, sobresalieron sin querer en el mundo de la moto durante el año de 1916, ya que su propósito primordial fue recorrer Estados Unidos en su totalidad con la finalidad de defender los derechos de la mujer y demostrar que la figura femenina podía fungir un papel importante en la milicia de la Primera Guerra Mundial.
La ideología militar de las hermanas radicaba en que las mujeres podían ayudar de manera directa al convertirse en pilotos mensajeras, dejándoles a los hombres el papel de marines centrados en el combate. Tenían la esperanza de que esta idea eliminaría uno de los principales argumentos que era negado a las mujeres, el derecho al voto. Era necesario para ellas el demostrar, que sin duda alguna, una mujer podía superar las dificultades que implicaba el conducir una moto en las condiciones más duras y en largos trayectos.
La aventura comienza un 4 de julio del mismo año, cuando parten de Nueva york hacia los Ángeles montadas cada una en una Indian Power Plus 1000cc. El trayecto se prolongó durante dos meses, debido a que fue necesario lidiar con caminos complicados, fuertes lluvias, fango, montañas rocosas y lo más adverso en aquella época, las barreras sociales. Dichas barreras, emprendidas principalmente por la policía local, fueron su mayor dificultad en el transcurso del trayecto, ya que no solo implicaba un retraso temporal y papeleos, la dificultad radicaba en su punto débil, el machismo de la época, ya que las detenían por el simple hecho de portar vestimenta masculina (Pantalones) e ir montadas en una motocicleta. Aunado a esto, venían los insultos por parte de las autoridades y de los locatarios. La misma sociedad, plena de una ignorancia que caracterizaba a esos años, llegaba a catalogar su trayecto como “Vacaciones”, afirmando que habían salido de casa por el simple hecho de distraerse de sus labores de ama de casa; de hecho, llegaron a ser apodadas como “Bad Bitches”, algo así como “perras malas”, cuestiones que a las valientes hermanas no las desalentaron y siguieron rodando para defender sus ideales. Sin embargo, después de todo su esfuerzo, no lograron convencer a la milicia y declinaron su solicitud como pilotos mensajeras en el ejército. Las críticas por parte de la sociedad, milicia y prensa continuaron, publicando artículos degradantes hacia ellas, en donde les acusaban de utilizar la situación de guerra nacional como una excusa para deslindarse de sus labores.
El sueño de estas fortalezas femeninas fue derrumbado en la cumbre de su contienda. Adeline obtuvo su Título en Derecho en Nueva York, y Augusta terminó como piloto de Amelia Earhart’s Ninety-Nines, organización internacional de mujeres piloto, jugando un papel importante en el movimiento de los derechos de las mujeres.
Así como este par de pioneras, existen muchas otras, quienes representaron la fuerza femenina impulsando a la mujer hacia el mundo de las motos. Conoce sobre ellas en próximas ediciones de MOTOCICLO.