En una jornada especial, medios de comunicación y asistentes recorrieron las instalaciones para conocer de cerca cómo se fabrican las motocicletas que han cambiado la manera en que millones de mexicanos se transportan.

El anfitrión del evento fue Efrén García, director de Ensamblika, quien subrayó la relevancia de compartir con la prensa la evolución de una compañía que inició operaciones hace 17 años y que hoy suma también una planta en Guadalajara. Con ambas sedes, Italika alcanza una capacidad de 1.65 millones de motocicletas al año, con un ritmo de producción tan ágil que cada minuto sale una unidad nueva de la línea de ensamble. Entre sus logros más destacados está la fabricación récord de 7,028 motocicletas en un solo día.

La magnitud del impacto es clara: 7 de cada 10 motocicletas que circulan en México llevan el sello Italika. Detrás de esta cifra hay una operación en constante crecimiento. La planta de Toluca, que en 2008 inició con apenas 120 colaboradores, hoy emplea a más de 3,100 trabajadores sindicalizados y 360 administrativos, distribuidos en una superficie de casi 140 mil metros cuadrados donde operan áreas específicas para ensamble, refacciones, almacenamiento y producto terminado. Allí funcionan seis líneas de producción, capaces de fabricar más de 1.2 millones de unidades anuales. En Guadalajara, con dos líneas adicionales y 1,200 empleados por turno, se suman otras 450 mil motocicletas por año, consolidando el poderío productivo de la marca.

El avance de Italika también se refleja en sus hitos históricos: el 2 de julio de 2024 se alcanzó la cifra acumulada de 8 millones de motocicletas producidas, un logro que confirma su posición como referente en la industria. Su proyección a futuro contempla nuevas plantas en el norte y el sureste del país, con la meta de superar los 2 millones de unidades anuales hacia 2030.

Pero Italika no es solo producción en números. Su apuesta es crear una cultura de movilidad accesible y responsable. Modelos como la FT150, DM200, RT250, Vitalia o Spitfire 200 han marcado un antes y un después en el mercado nacional: son herramientas de trabajo, opciones de transporte económico y confiable, y motocicletas recreativas que han democratizado el acceso a la movilidad gracias a precios accesibles y bajos costos de mantenimiento.

Durante la visita, los asistentes participaron en dinámicas diseñadas para reflejar este compromiso. Desde un ejercicio de inducción similar al que reciben los nuevos trabajadores hasta una sesión en la Cultura Vial Italika, dirigida por Antonio Rosas, enfocada en seguridad y acreditación de licencias de manejo en el Estado de México y la Ciudad de México. La jornada cerró con pruebas de manejo de distintos modelos, donde se pudo comprobar cómo la calidad de los procesos internos se traduce en motocicletas seguras, resistentes y adecuadas a las necesidades de los usuarios.

El mensaje fue claro: Italika no solo ensambla motocicletas, genera movilidad, seguridad y desarrollo para millones de mexicanos. Cada unidad que circula en el país es el resultado del esfuerzo de miles de personas que, desde Toluca y Guadalajara, construyen día a día las máquinas que mantienen en movimiento a México.