Nació el 18 de febrero de 1953 y su nombre sigue resonando en la historia del motociclismo mexicano: Juan Moro Ávila es un competidor que ha demostrado constancia, habilidad y pasión inquebrantables por más de cinco décadas. Este veterano piloto comenzó su travesía en el motociclismo a los 15 años, y desde entonces su historia ha sido un testamento de esfuerzo y éxito en circuitos nacionales e internacionales.
Patrocinado por marcas emblemáticas como Distrimotos, Motos Mexicanas, Carabela y el equipo Spratling Racing Team de Taxco, su carrera despegó en 1968 sobre una Carabela Mini Motos de 100 cc, y compitió en circuitos tan icónicos como el Parque del Seguro Social, el Estadio Azteca y la Marquesa, en el Valle del Silencio. Sus primeras victorias llegaron pronto, cuando logró un tercer lugar en su debut, estableciendo la promesa de un futuro brillante.
En 1970, en una Carabela de 125 cc, recorrió México y compitió en ciudades como Acapulco, Puebla, Querétaro y Monterrey. Para 1972 su habilidad en pista quedó consolidada al ganar el Campeonato Nacional en la categoría Mini Moto, dominando tanto en óvalos, pavimento, y motocross, con un desempeño que lo mantuvo en el primer lugar por dos años consecutivos. Estos logros le abrieron las puertas al ámbito internacional, gracias a lo cual compitió en Estados Unidos en 1973. En Texas y Atlanta se alzó con dos primeros lugares en 125 cc y 250 cc y llevó así el nombre de México a los podios. Recibió múltiples elogios y se le reconoció como un digno representante de la velocidad y técnica mexicanas.
Su travesía continuó por Centroamérica, donde conquistó triunfos en países como Guatemala, Honduras y Colombia. Su nombre ya resonaba como una leyenda mexicana en el motociclismo de velocidad. No se detuvo y siguió recorriendo la República Mexicana, sumando podios en cada pista que competía. En 1989 llevó su talento a las cilindradas de 750 cc y 1000 cc en el emblemático Autódromo Hermanos Rodríguez.
Después de décadas de triunfos, en 2016 regresó a competir en la Superbike, en la cual se coronó campeón en varias temporadas consecutivas, demostrando que la velocidad aún corría por sus venas. Entre 2016 y 2018 se mantuvo en los primeros lugares, triunfando en las pistas de Tulancingo, Pachuquilla, Cuautla e Iztapalapa. Y más recientemente, en 2019 y 2020, mantuvo la competencia en la categoría 400 cc en Querétaro y se hizo con el subcampeonato.
Hoy, a sus 70 años, sigue activo y compite en distintos kartódromos del país, como Cuautla, Bosques del Ángel y Teotihuacán. Es el competidor de motociclismo deportivo más longevo de México, y su historia inspira a generaciones jóvenes a seguir el camino de la velocidad, el esfuerzo y la pasión.
Su legado en el motociclismo mexicano es, sin duda, un emblema de perseverancia. Su historia no solo es digna de respeto, sino que es un incentivo para que los amantes del motociclismo recuerden que nunca es tarde para seguir soñando en la pista.