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Una chiquita contra las grandes marcas, Santiago Herrero

Una chiquita contra las grandes marcas, Santiago Herrero
Además de ser un excelente mecánico, Santiago Herrero fue uno de esos pilotos locos impulsados por pura pasión, lo cual le abrió camino y le permitió contribuir a que el deporte de velocidad evolucionara en el mundo. Con una Ossa monocilíndrica logró dejar atrás a las grandes marcas en la pista. Herrero nació en la ciudad de Madrid, España, el 9 de mayo de 1943. Nadie imaginó que el pequeño Santiago se convertiría con el paso de los años en un campeón del motociclismo a nivel mundial. Tras años de ahorro finalmente se hizo de una moto sencilla a la edad de 12 años. Al principio compitió en carreras informales, y sin bajarse de su motocicleta consiguió la licencia para participar en carreras profesionales. Después se le presentó la posibilidad de un cambio radical y se montó en una Bultaco 125 cc, y claro, siempre siendo su mecánico propio.
Conforme fueron pasando los años, Arturo, hermano de Santiago, fue quien lo acompañó en sus inicios del campeonato de España, y juntos recorrieron el país de punta a punta para competir en circuitos infames, arriesgando su vida y sin apenas ganar dinero por ello. Comenta: “Éramos prácticamente como feriantes. Metíamos la moto en un vagón de tren de mercancías, junto a patatas y gallinas, e íbamos de un lado a otro”. Y la situación, como explica, no cambió mucho cuando Santiago comenzó a correr en el Mundial: “Mi hermano echaba la moto a la furgoneta y se iba por toda Europa. Todo se lo ganó a pulso”. A la edad de 19 años Luis Bejarano, el propietario de la marca española Lube, reconoció el talento de Santiago. Bejarano le ofreció un trabajo en el departamento de competición de la marca en Baracaldo. Ese mismo año, 1964, debuta en el Campeonato Nacional de España y obtiene un tercer puesto, sin embargo para el segundo año obtiene un segundo lugar.
En 1967, en compañía del ingeniero Eduardo Giró, diseña y construye la Ossa 250 cc, motocicleta ligera con un chasis monocasco. Y era tal la confianza que tenía Herrero en su máquina que aun sabiendo que la Ossa tenía 20 cc menos que su contrincante, la Yamaha V4, él estaba seguro de que obtendría la victoria, pues aseguraba que su máquina pesaba unos 20 k menos que las de sus contrincantes, y que su chasis monocasco era mucho más estable, lo cual le daba mayor agilidad. Lamentablemente, para su mala suerte, ese año terminó en séptimo lugar; sin embargo, gracias a la confianza y pasión que inyectó a su creación, el siguiente año obtuvo la victoria ante la Yamaha V4 y varias motocicletas Honda. En 1969 gana su primer GP ante sus compatriotas en el Circuito del Jarama. Por causas mecánicas tuvo que retirarse de la carrera en el GP de Alemania, pero volvió con una victoria en el Circuito de Bugatti. Posteriormente, todavía con la Ossa, obtuvo una tercera plaza en el TT de la Isla de Man. También ganó el campeonato de Spa-Francorchamps (Bélgica) de ese mismo año.
Mientras corría en el GP de Irlanda del Norte cayó bajo la lluvia y se rompió el brazo izquierdo. Esto no le hizo truncar la temporada, pues retomó su máquina y terminó en una muy buena quinta posición en el Circuito de Imola. En la última carrera de la temporada de Yugoslavia estaba a un punto del primer clasificado; empezó la carrera a la cabeza, pero rompió en la séptima vuelta. Terminó en tercero en el Campeonato del Mundo de 250 cc de ese mismo año. Repitió su victoria en el Campeonato de España de 250 cc por tercer año consecutivo. Herrero comenzó muy bien el Campeonato del Mundo de 250 cc de 1970. Sin embargo tuvo un trágico accidente en el punto Westwood Corner, cuando iba en el tercer puesto en la última vuelta de la categoría de 250 cc: colisionó con su compañero Stanley y salió volando contra un seto. En ese momento Santiago Herrero terminó con su participación debido a las fuertes heridas ocasionadas por ese impacto. Dos días de hospitalización después, Santiago partió de este mundo como todo un guerrero, y lo último que hizo en vida fue lo que más le gustaba: correr montado en su Ossa.

Santiago Herrero tenía 27 años. Su muerte afectó tanto a la compañía Ossa que ésta abandonó las carreras y España perdió a uno de sus primeros pilotos ejemplares.

Herrero fue un gran piloto, excelente mecánico e innovador diseñador de motos, y nos dejó una historia de vida motivadora para todos los que pertenecemos al medio.

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